La parte final del mes de julio tiene como marco
trascendental la celebración de los Juegos Olímpicos 2012 en la ciudad de
Londres, la cual se llena de colores para llevar a cabo la fiesta deportiva más
importante a nivel mundial, situación que requiere un esfuerzo sobre humano
para sorprender al mundo entero, ya que se realiza un despliegue, tanto social,
comunicacional mercadológico y logístico de impresionantes
proporciones, dignos de ser analizados, pero en esta ocasión no te voy hablar
de la logística que envuelve al evento, ni mucho menos de la participación de
los atletas mexicanos en esta contienda veraniega, te vamos contar de unos
Juegos Olímpicos que van más allá del oro, la plata o el bronce; te vamos
hablar de ese llamado “espíritu deportivo” que torna alrededor
de esta justa deportiva y del contexto que éste encierra en cada uno de sus
deportistas participantes.
Este llamado espíritu deportivo es la muestra de sinergia entre lo físico, mental y espiritual, es transitar un camino de valores humanos que sólo el deporte atinadamente sabe inculcar en cada persona que se dedica en cuerpo y alma a esta profesión, misma que en la mayoría de las ocasiones no tiene retribución económica, es entender que el camino es una cuesta muy dura y los sacrificios que hay que realizar son demasiados para llegar a la meta, es entender a la victoria como la cosecha de lo sembrado y a la derrota como sinónimo de una nueva oportunidad, es esforzarte en los últimos segundos y arrancarle centésimas al cronómetro aunque los pulmones estén por reventar, es emocionar a propios y extraños, es hacer tu propia historia, es poner tus valores deportivos, sociales y familiares por encima de cualquier trampa que atente contra el amor por tu deporte, es poner en lo más alto el nombre de tu país, pero lo más importante y resultante del espíritu deportivo es que en cada competencia nos encumbrarnos como raza, lo que no sólo propone nuevos límites y fronteras a las nuevas generaciones, sino también los alcances que como sociedad y humanidad podemos lograr con tan sólo proponérnoslo en cualquier rubro de la vida que deseemos conquistar.
Este llamado espíritu deportivo es la muestra de sinergia entre lo físico, mental y espiritual, es transitar un camino de valores humanos que sólo el deporte atinadamente sabe inculcar en cada persona que se dedica en cuerpo y alma a esta profesión, misma que en la mayoría de las ocasiones no tiene retribución económica, es entender que el camino es una cuesta muy dura y los sacrificios que hay que realizar son demasiados para llegar a la meta, es entender a la victoria como la cosecha de lo sembrado y a la derrota como sinónimo de una nueva oportunidad, es esforzarte en los últimos segundos y arrancarle centésimas al cronómetro aunque los pulmones estén por reventar, es emocionar a propios y extraños, es hacer tu propia historia, es poner tus valores deportivos, sociales y familiares por encima de cualquier trampa que atente contra el amor por tu deporte, es poner en lo más alto el nombre de tu país, pero lo más importante y resultante del espíritu deportivo es que en cada competencia nos encumbrarnos como raza, lo que no sólo propone nuevos límites y fronteras a las nuevas generaciones, sino también los alcances que como sociedad y humanidad podemos lograr con tan sólo proponérnoslo en cualquier rubro de la vida que deseemos conquistar.
Para finalizar te invito a sintonizar la señal o canal de tu preferencia
para observar y emocionarte con estos Juegos Olímpicos en su edición 2012.
"Tienes que estar convencido que puedes hacer
las cosas antes de que realmente puedas hacerlas."
Michael Jordan
INFORMACIÓN: ALEJANDRO MEDINA SUSARREY
DISEÑO DE IMAGEN: ALEJANDRO MEDINA SUSARREY
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